Explorando los Beneficios de la Terapia Asistida por Caballos en Granjas Terapéuticas
En los últimos años, he tenido la oportunidad de sumergirme en el mundo de la terapia asistida por caballos, tanto en los Países Bajos como en España. Fue una experiencia reveladora ser testigo de cómo los caballos, a través de su naturaleza tranquila y su presencia, pueden facilitar una sanación profunda y el crecimiento emocional, especialmente para las personas con autismo.
Los caballos, como animales altamente intuitivos, ofrecen una forma única de terapia que permite a las personas conectarse a nivel no verbal. Muchas personas con autismo a menudo tienen dificultades con la comunicación verbal y las señales sociales. La terapia asistida por caballos brinda una forma alternativa de comunicarse: a través del lenguaje corporal, el contacto visual e incluso la experiencia compartida de cuidar al caballo. Esto permite a los individuos comprenderse mejor a sí mismos y a los demás, fomentando una conexión emocional más profunda y una mayor conciencia de sí mismos.
Una de las lecciones más poderosas que aprendí durante mi tiempo trabajando con caballos fue que el acto de cepillar a un caballo no se trata solo de cuidar al animal. Es una práctica terapéutica para nosotros también. Cuando cepillamos a un caballo, es un proceso consciente e intencional que nos ayuda a desacelerar, prestar atención a los detalles y notar los cambios de un día para otro. Al cepillar su pelaje, se nos invita a enfocarnos en el momento presente, a interactuar con el caballo y a construir confianza. Este momento de conexión nos ayuda a encontrar paz interior, algo que está respaldado por la ciencia. Estar en contacto con los caballos puede reducir los niveles de estrés, fomentar la calma y mejorar nuestro bienestar emocional.
Durante mi experiencia, trabajé individualmente con personas en este tipo de terapia mientras aprendía más sobre los caballos y cómo se pueden usar para apoyar el bienestar emocional. Fue una experiencia transformadora que me permitió observar de primera mano cómo el cuidado y la interacción con estos animales no solo benefician a las personas con autismo, sino que también nos brindan a todos una oportunidad para sanarnos y reconectarnos con nosotros mismos.
La terapia asistida por caballos demuestra cómo el simple acto de estar presentes con estos animales, cuidar de ellos y aprender de su lenguaje no verbal puede tener un impacto profundo en nuestra salud mental. Esta experiencia ha reforzado mi compromiso con el poder de la naturaleza y los animales como herramientas terapéuticas, algo que sigo integrando en mi trabajo y mi visión para las granjas terapéuticas.